El reciclado que sólo interesa a los envasadores

Viernes 25 Enero 2013

Aún habiendo sido invitados, no tuvimos ocasión de participar en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER en el que estuvo presente Antonio Barrón, director de márketing de Ecoembes en representación de los envasadores. Es por ello que desde Retorna queremos valorar algunas de las opiniones que fueron vertidas en antena.


En nuestro interés por crear un debate que consideramos fundamental para mejorar la gestión de residuos y colocarnos a la altura de países líderes en materia medioambiental, y puesto que el jueves 24, aún habiendo sido invitados, no tuvimos ocasión de participar en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER en el que estuvo presente Antonio Barrón, director de márketing de Ecoembes en representación de los envasadores, desde Retorna queremos valorar algunas de las opiniones vertidas en antena.

La conversación con el director de márketing de Ecoembes giró en torno a la polémica campaña de concienciación llevada a cabo en Catalunya estas últimas semanas -'Envàs on vas'- y la confusión que ha causado en la ciudadanía el hecho de no poder depositar en los contenedores amarillos materiales de plástico si estos no son un envase que haya pagado el punto verde. En este sentido,Barrón dio inicio a su intervención confirmando que el sistema está concebido para la gestión de los envases. Exclusivamente. Aunque sea a costa de sacar de la recogida selectiva otros materiales reciclables.

De cómo los envasadores definieron el modelo público de recogida y gestión de residuos

Esto es así por que el sistema de recogida selectiva (los contenedores de colores) que tenemos ahora surge como consecuencia  de la 'Ley de envases y residuos de envases'. Esta Ley, se aprobó hace 16 años durante la primera legislatura del PP, siendo por aquel entonces José María Aznar presidente del gobierno e Isabel Tocino ministra de Medio Ambiente.

En dicha ley se obligaba a que los envasadores se hicieran cargo de los costes de la gestión de sus residuos (los envases). Los políticos podrían haber decidido de qué forma, pero dejaron que decidieran por ellos los representantes de la industria.

Así, la ley establecía como obligatorios los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) para envases reutilizables mientras que la recogida por contenedores, los llamados sistemas integrados de gestión (SIG), se consideraban la excepción a la norma para los envases de un solo uso. Y, mayoritariamente, los envasadores se acogieron a la excepción.

La diferencia no es banal: el Sistema de Retorno tiene niveles de reciclaje del 90% porque ningún consumidor quiere perder su dinero. Sin embargo, los sistemas de recogida selectiva basados en contenedores basan su eficiencia en la voluntad de la población y en la comprensión de las separaciones necesarias (véase si no la confusión causada en Catalunya por la anteriormente citada campaña).

Ante la disyuntiva y disfrutando de la connivencia política, los envasadores rechazaron un sistema de depósito para envases de bebidas (de un solo uso) con el que conseguir altos niveles de reciclaje y habiendo podido complementarlo con el contenedor amarillo para el resto de envases. En contra del beneficio común de la sociedad, se concibió un sistema que fomentase la ineficiencia. ¿Por qué? Pues porque los envases no recogidos selectivamente no comportan costes para los envasadores. O lo que es lo mismo, cuanto más ineficiente es el sistema, más rentable para ellos.

Así pues, no fue la administración pública quien definió un sistema de recogida selectiva para todos aquellos materiales reciclables sino que fue el sector privado quien diseñó un sistema a su medida.

De cómo el sistema actual beneficia a los envasadores a costa de la ciudadanía

Después de 15 años, sólo uno de cada tres envases de plástico, metal o vidrio se recoge selectivamente. Después de innumerables campañas, centenares de miles de contenedores en las calles, mucho menos de la mitad de los envases se recoge selectivamente.

Y los envases que van a parar a contenedor de rechazo (uno de cada dos), a papeleras o que se abandonan en playas y parques son recogidos por los municipios sin que nadie contribuya a sufragar el coste que esto comporta para los ayuntamientos. Bueno, sí que hay alguien que se hace cargo de su coste: nosotros, la ciudadanía, pagándolo a través de la tasa de recogida y tratamiento de basura.

El coste de la gestión de dos de cada tres envases que generan (legítimos) beneficios para los envasadores lo pagamos entre todos. ¿Por qué éstos no asumen también el coste de los envases que no se recogen selectivamente y que (legítimamente) les generan beneficios? Durante su intervención en la SER, Barrón se afanó en recordar en numerosas ocasiones que Ecoembes es una entidad sin ánimo de lucro. Pero en tanto que representante y defensor de los intereses de los envasadores, la organización a la que representa vela para que los costes que éstos deban asumir sean los mínimos posibles a costa de los intereses de los contribuyentes.

De como Ecoembes es el instrumento para reducir los costes de los envasadores

“Ecoembes no busca beneficio y busca reciclar cada vez más envases. (...) Es un servicio, no un negocio”, afirmó el representante de los envasadores de manera inexacta. La realidad es que Ecoembes busca un modelo que sea difícilmente auditable y gestione un porcentaje reducido de envases al menor coste posible, o al menos eso es lo que propiciaron eligiendo el modelo de contenedores por encima del Sistema de Retorno. Los envasadores no van a aumentar la recogida de envases si ello les supone un mayor coste y, por ello, no quieren ni oír hablar del SDDR. ¿Para qué? ¡Si quien paga gran parte de la factura es la ciudadanía! Se ha definido un sistema poco recuperador al servicio del negocio de los envasadores.

Pese a representar a los intereses de los envasadores,Barrón incluso se permitió defender en Hoy por hoy la 'generosidad' de la organización a la que representa: “existen envases que no han pagado el punto verde y que nosotros pedimos que vayan al amarillo para ser reciclados”. ¿Por qué? ¿Cómo es que hay envases que no han pagado el punto verde? ¿Por qué materiales plásticos o metálicos no puede entrar en el contenedor amarillo pero envases que no han pagado sí? Sencillo, son los propios envasadores los que han ideado estrategias para no pagar el punto verde. Se trata de poner envases en el mercado sin haber sido declarados (si fabrico 10.000 latas y sólo declaro 8.000 me ahorro dinero) o que directamente no pagan punto verde (por ejemplo, las latas de Coca-Cola, de tamaño más alargado, que son para consumo en bares). ¿Dónde van estos envases no declarados? Al contenedor amarillo, en el mejor de los casos, pese a no haber cotizado. Así pues, se reciclan (son envases) y contribuyen a hinchar los niveles de reciclado pero sin contribuir a sufragar el sistema.

Es bastante razonable pensar que puede haber fraude. En Alemania, por ejemplo, el fraude se estima en un 24%. ¿Qué nivel debe tener aquí? Lamentablemente, esta cuestión no se puede responder ya que el sistema no proporciona datos al respecto. ¿En un sistema creado, gestionado y auditado sólo por los envasadores, no van a avalar ellos mismos su propio fraude?

De como el sistema de retorno de envases permitiría corregir esta situación abusiva

Ante la intervención de Salvador Milà, ex consejero de Medio Ambiente de la Generalitat de Catalunya, que ha defendió el Sistema de Retorno como una fórmula eficaz para complementar el modelo actual, Barrón cargó contra el SDDR con argumentos tan sólidos como: “es un salto atrás y un disparate medioambiental” o “es un sistema nueve veces más caro”. Resulta mucho más sostenible verter, incinerar o abandonar cada día 28 millones de envases de bebidas como ocurre actualmente en España, ¿verdad? Resulta más económico que el 70% del coste de la gestión de los envases recaiga en los ciudadanos en vez de en los envasadores, ¿no es cierto?

No vamos a entrar al debate. No vale la pena. Los datos de los países donde funciona el Sistema de Retorno y los estudios lo avalan. ¿Por qué si es un sistema tan disparatado ninguno de los 40 países que lo aplican lo ha retirado? Cuando tengan la respuesta, estaremos interesados en oírla.

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